Sobre prensa y redes sociales

El tiempo de los editores
La tecnología ha hecho posible que cualquier usuario pueda generar y publicar sus propios contenidos, casi sin coste ni limitaciones. Es decir, ahora cualquier persona puede hacer aquello que antes sólo podían hacer los profesionales. Ya no hace falta una discográfica para hacer pública una canción, ni una editorial para compartir un texto. Y tampoco hace falta enviar un corresponsal a Chile para saber qué sucede allí.
Pero los medios de comunicación continúan, todavía, organizados alrededor de su capacidad de generar contenidos más que en su capacidad de distribuirlos. Se dotan de redacciones y basan su competitividad y diferenciación en los contenidos que pueden generar, cosa que ha derivado en estructuras de difícil sostenibilidad. Especialistas en economía, deportes, cultura, política…; capacidades que, además, suelen estar al servicio de un único canal de distribución (un periódico, una revista, una radio, una televisión…). Este hecho ha generado estructuras de costes inasumibles. Es casi imposible que un periódico generalista sea rentable sólo con publicidad y el precio que paga el lector. Esta situación, pero, no es culpa de Internet, sino del modelo de negocio. Las cuentas de gastos y de ingresos no cuadran.
Ante esta situación hay quien intenta modificar la ecuación optando por una línea editorial más segmentada, más especializada, y por tanto por una redacción más delgada y sostenible. Es el caso de la prensa local o de la prensa especializada (economía, humor…) pero estas vías continúan construyendo la propuesta a partir de su capacidad de generar contenidos propios y distribuyéndolos por un único canal: su periódico, su revista o su radio…
Hay quien intenta escaparse de esta situación explorando la multicanalidad. Parece una solución para los periodistas. Si se limitan a un sólo medio no generan suficientes ingresos, lo cual les lleva a asumir diversas tareas: la columna para el periódico, el artículo para la revista, la tertulia de la radio y, si es necesario, la colaboración también en televisión. Pero no es sencillo, ya que cada canal tiene sus códigos y no todo el mundo los domina todos.
Ahora bien, aún queda una última opción no suficientemente explorada: construir valor a partir de la capacidad de distribuir contenidos, y no de la capacidad de generarlos. Es decir, basarse en editores y no en redactores. Gente que localiza los contenidos pertinentes y nos los presenta reunidos (al estilo del viejo Reader’s Digest). En estos tiempos en que todo el mundo publica, vuelve a ser el momento de los editores, de aquellos que a partir de una línea editorial seleccionan aquello que puede interesar al lector. Tiene valor, y no tiene el coste asociado de una redacción.
Daniel Cerdán
¿Existe alguna versión del anuario en castellano?
Si es asi ¿está enlazada en la web?
Mar 12th, 2011 at 2:48 pm