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Dime qué hace Google hoy, y te diré qué nos pasará mañana

septiembre 29th, 2013 by genisroca

La Vanguardia ha dedicado hoy el tema central de su suplemento «Dinero» al decimoquinto aniversario de Google, y lo ha hecho con un texto de Mar Galtés: «El icono de la economía digital» y con un artículo de opinión del cual soy autor y que no se halla disponible en la red, motivo por el que lo reproduzco a continuación:

Dime qué hace Google hoy,
y te diré qué nos pasará mañana

Google no es una empresa de tecnología, y mucho menos un buscador. Google es una empresa de I+D, probablemente la mayor que ha existido en la historia de la humanidad si omitimos los ejércitos.

El motor de búsqueda que todos conocemos es la evolución de la tesis doctoral de los dos fundadores de la compañía, y todo apunta a que la empresa sigue liderada con la mentalidad de unos investigadores. Un breve análisis de la compañía da suficientes indicios de su afán explorador, que en más de una ocasión les ha permitido anticiparse al mercado de manera significativa: crearon Google Maps muchísimo antes que la gente hablara de geoposicionamiento; apostaron por YouTube cuando la web era textual; compraron Blogger antes que Tim O’Reilly acuñara el término Web 2.0; impulsaron Android dos años antes que Apple presentara su primer iPhone; compraron Motorola también dos años antes que Microsoft decidiera comprar Nokia… la historia de Google es una historia de anticipación. Pero también de diversificación: cartografiar Marte (Google Mars), fotografiar las calles de todas las ciudades del mundo (Google Street View), intentar escanear todos los libros de la humanidad (Google Books), volver a pisar la Luna (Google Lunar X Prize), resolver la traducción entre decenas de idiomas (Google Translate), poner Internet en unas gafas (Google Glass), ver como la biomedicina puede alargar nuestra vida más allá de los 100 años (Calico), hacer operativo y legal un coche que circule sin conductor, y un largo etcétera que seguramente nadie conoce.

Todo ello es posible porque el año 2000 idearon Adwords, un autoservicio de publicidad en la red que dictó las reglas del juego, los situó como líderes y es la base con la que desde entonces obtienen unos beneficios de 10.000 millones de dólares anuales. Y ahí radican dos de las grandes ventajas competitivas de Google: las otras compañías no tienen 10.000 millones de dólares anuales para dedicarse a explorar, sino que justo al contrario lo que exploran es como obtener más ingresos porque en algunos casos no han logrado ni tan sólo ser rentables. Y la segunda ventaja competitiva es que Google parece haber resuelto que un buen equipo de gestores garantice el flujo de caja y a la vez esté al servicio de unos fundadores obsesionados con la innovación. La mayoría de competidores, tensos por la rentabilidad, han acabado tutelados y dirigidos por criterios financieros, comerciales o de desarrollo de producto, necesitados de focalizar una propuesta de valor comprensible por los mercados y obtener resultados en un razonable corto plazo que no siempre es posible. Mientras tanto Google ofrece a sus empleados que dediquen un 20% de su jornada laboral a idear sus propios proyectos, siempre y cuando estén enmarcados dentro de los intereses de la compañía, y así han nacido servicios tan populares como el correo electrónico GMail, o tan significativos como la plataforma Person Finder que ayudó, y mucho, a localizar desaparecidos tras el terremoto de Haití o el tsunami de Japón. Y por si este flujo de innovación en el seno de la compañía no fuera suficiente, Google recurre con normalidad a la innovación externa y captura el conocimiento que necesita allí donde se halle. O dicho de otra manera: en los últimos 10 años ha comprado más de 100 empresas, algunas tan relevantes como YouTube, DoubleClick, Motorola, la reciente Waze o la española Panoramio. Conocemos el importe de menos de la mitad de estas compras, pero el monto ya asciende a más de 23.000 millones de dólares. Dificil competir contra esta capacidad.

Dado que Google es una empresa que se dedica a la innovación, analizar en qué anda ocupada es una buena manera de ver qué futuro nos espera, y no todo son buenas noticias: los movimientos de Google parecen confirmar que en Internet todo está cada vez más controlado y que nuestra actividad está cada vez más auditada. El 1 de marzo de 2012 Google unificó las condiciones de uso de casi todos sus servicios y desde ese momento está capacitado para cruzar datos de nuestra actividad en cualquiera de ellos: qué buscamos en la red, qué páginas web visitamos, qué correos enviamos, qué videos vemos, qué mapas consultamos… y ahora que todos accedemos desde un teléfono móvil: dónde estamos, qué zonas frecuentamos, si viajamos mucho o poco… todo ello potencialmente asociado a nombre, domicilio, datos bancarios y número de teléfono móvil. Por si fuera poco, mientras Google acostumbra a ir dos años por delante, el legislador suele ir cinco años por detrás: la Ley acaba de obligar a las páginas web que declaren si usan cookies para rastrear nuestra navegación, pero Google se anticipó de nuevo y sin depender de las cookies ya puede saber todo lo que necesite. La futura monetización de Google no pasa por la publicidad sino por los datos y todo parece indicar que volverá a ser el Rey, pero ya no somos unos súbditos tan felices como antes y empezamos a estar tensos con tanta acumulación de información, y más ahora que sabemos de su connivencia con el espionaje estadounidense. El lema de Obama ya no es “Yes, we can” sino “Yes, we scan”, y han reconocido que Google ha sido una de sus herramientas.

El futuro que anuncia Google es interesante: una Internet ubicua y personalizada, acceso a cualquier fuente de información, ciudades inteligentes, mayor esperanza de vida… pero sin confidencialidad. Google no es una empresa de tecnología, es una empresa de I+D, y sus recursos e influencia son tan poderosos que ya no estamos hablando sólo de innovación para nuevos gadgets o servicios, sino de innovación social. Debemos estar atentos porque no estamos discutiendo qué usaremos, sino cómo seremos. Lo digital altera sistemas productivos, transforma sectores e influye en nuestras maneras de relacionarnos, aprender, jugar o trabajar. Estamos configurando la Sociedad Digital, que nadie se engañe pensando que sólo es tecnología.